
Estaba enamorada, o al menos así lo creía el, al fin y al cabo, q es el amor, en cierta ocasión escuchó, q cuando no sabes muy bien lo q sientes x alguien q te gusta, eso, es q es amor, sentía pasar los días lentamente estando lejos d ella, y en los demás, el tiempo siempre era insuficiente, tan solo importaba la intensidad d las caricias, d los interminables abrazos y bsos, que siempre son pocos a juicio del enamorado, esas cómplices miradas cargadas d pasión y dseo, capaces d trasmitir tanto sentimiento, entonces, las manecillas del reloj se antojaban indiferentes y enmudecidas.

Empezó a sonar una canción preciosa, romántica, una d las q + le gustaban a ella, todo era perfecto, siempre se definió a si mismo como un romántico, pensando en esto, sintió algo extraño, esa música, delibero un instante, su semblante delataba dudas, quien pudo poner esa canción en ese momento, estaban los dos solos y en la cama, su rostro se torció en otro gesto, acababa de escuchar una voz, era de otro hombre, un momento, se dijo sorprendido, es la voz de mi madre, al tiempo q comenzaba a sonar otra melodía en su canal d radio favorito, el radio despertador, se decía a si mismo, mientras conseguía abrir los ojos seguida d una sutil sonrisa, para escuchar una vez mas decir a su madre: Vamos hijo, levántate ya, q si no llegaras tarde...
A las cosas bonitas d la vida.