Juntar las manos es uno de los gestos de la oración, y este gesto
que se unen representan la unión del intelecto y del corazón, del
pensamiento y del sentimiento. Gracias a su luz, el intelecto
halla la mejor petición para elevar al Cielo, y el corazón, con
su calor, sostiene esta petición.
¡Cuántos cuadros de pintores representan a personas rezando,
incluso niños y ángeles con las manos juntas! Ello no quiere
decir que para rezar sea obligatorio juntar las manos
físicamente, no, porque no es el lado físico lo que cuenta, sino
el lado interior. Es necesario unir el intelecto y el corazón, y
todavía más arriba, el espíritu y el alma, porque es su unión lo
que da la fuerza a la oración."