VIVIR FELIZ

Observa el amanecer por lo menos una vez al año.

Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.

Escucha buena música.

Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.



No digas que te falta tiempo, tienes exactamente el mismo numero de horas al día que las que recibieron Helen Keller, Pasteur, Miguel Ángel, la Madre Teresa de Calcuta, Leonardo da Vinci y Albert Einstein.

Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche.

Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.

Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.



Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir)

Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.
Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también "el gran riesgo".

No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.

Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.

Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.

No confundas confort con felicidad.

Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca)

Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.

Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo...

Simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su camino.